Santa Jacinta Marto fue una de los tres pastorcitos que presenciaron las apariciones de la Virgen María en Fátima, Portugal, en 1917. Nació el 11 de marzo de 1910 en Aljustrel, Portugal, en una familia campesina muy devota.
Junto con su hermano Francisco y su prima Lucía, Jacinta fue testigo de las apariciones de la Virgen María en la Cova da Iria, cerca del pueblo de Fátima. Según su testimonio, la Virgen les pidió que rezaran el Santo Rosario todos los días y que ofrecieran sacrificios por la conversión de los pecadores y la paz en el mundo.
Santa Jacinta experimentó diversas visiones y mensajes durante las apariciones, y también sufrió mucho físicamente debido a las penitencias que ofrecía por los pecadores. La Virgen María también les reveló que Jacinta moriría temprano y que sufriría mucho por la conversión de los pecadores.
Jacinta contrajo la enfermedad de la gripe española en 1918 y se fue debilitando rápidamente. Durante su enfermedad, ofreció sus sufrimientos por la conversión de los pecadores, tal como se lo había pedido la Virgen María. Murió el 20 de febrero de 1920 a la edad de 9 años.
Jacinta fue declarada Beata por el Papa Juan Pablo II el 13 de mayo de 2000 en Fátima, y finalmente fue canonizada por el mismo Papa el 13 de mayo de 2017, en el centenario de las apariciones de la Virgen María en Fátima. Es considerada patrona de los enfermos y de las víctimas de la gripe.
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